Divine Teachrs — about Themselves

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Radek Volynsky

En el bosque de pinos hay un pantano de esfagno cubierto con arándanos. En el medio del pantano, hay un pequeño lago. Sobre el pantano se encuentra el Mahadoble de un Maestro Divino que brilla con la Ternura Divina.

También es un sitio de poder: los corazones espirituales desarrollados se separan del cuerpo como por sí mismos y llenan un gran volumen por sobre el lago; después es muy fácil mirar desde allí con los ojos de la conciencia al propio cuerpo parado en la orilla. ¡Es un muy buen lugar para entrenar a los estudiantes principiantes!

Él se presenta:

—Radek Volynsky, fui polaco en Mi última encarnación.

Le pedimos que nos cuente sobre Él.

—Sí, vivía aquí. Aquí estaba la casa de campo de nuestra familia, en el tiempo en el cual esta tierra era parte de Finlandia. Primero fue la casa de Mi padre, después fue Mía.

»La armonía y la belleza de la naturaleza, la vida en el bosque cerca de este hermoso lago y la devoción de Mis padres creaban una atmósfera extraordinaria en nuestra casa, que se situaba aquí.

»En la tarde, nos juntábamos cerca de la chimenea. Mamá tocaba música. Después leíamos libros en voz alta, hablábamos sobre el significado de la vida, sobre Dios. Pasábamos tardes enteras hablando sobre Jesús. ¡En esos momentos, imágenes muy brillantes aparecían en Mi visión interna! Jesús nos acompañaba en esas tardes.

»La cultura espiritual de nuestra familia en esos primeros años Me permitió alcanzar fácilmente el nivel en el cual Dios se volvió real para Mí de nuevo.

—¿Qué prácticas espirituales usabas?

—No hacía nada de eso. Tenía logros de Mi encarnación anterior.

—¿Dónde fue?

—En Alemania. Había una Escuela de Yoga, una escuela de alquimia antigua.

—¿Estabas conectado con la escuela de Steiner?

—No. Mi padre en mi encarnación polaca estaba interesado en las enseñanzas de Steiner. Trató de aplicar las ideas de Steiner criándome en la naturaleza, en su armonía.

—¡Cuéntanos más sobre Ti, por favor, Radek!

—Una de las encarnaciones más importantes para Mi desarrollo fue en India. En esa encarnación, dominé el raja yoga. También aprendí muchos principios éticos, incluyendo el vegetarianismo, los cuales se convirtieron para Mí en algo así como la esencia del alma y no un simple conjunto de reglas por las que podía ser castigado si las desobedecía. Desafortunadamente, no alcancé más, aunque tenía posibilidades.

»Mi próxima encarnación fue en la Edad Media en Alemania.

»Mi padre tenía un matadero.

… Radek nos muestra el grosero modo de vida de Su padre, que poseía un poder personal grosero, y Su madre, una mujer débil y descolorida, completamente sometida por el padre.

—Aterrorizado por esta vida espantosa, Me escapé de casa. Después encontré a una persona que se convirtió en Mi Profesor, Mi Maestro. Fue gracias a Él que conocí al Padre Celestial.

»Él me llevó a Su casa en donde todo estaba cubierto de misterio. ¡Él era un científico, un doctor y buscador espiritual que había logrado descubrir la Verdad escondida detrás de la alquimia! Por supuesto, no se trataba de producir oro, sino de la alquimia interna de la transmutación de un alma humana en un Alma Divina.

»Él tenía unos pocos discípulos a los cuales inició en el conocimiento superior. Yo no fui incluido inmediatamente en ese grupo. Al principio Mi trabajo consistía en preparar polvos y lavar los platos.

»Permítanme contarles resumidamente cómo los alquimistas trabajaban con las energías del cuerpo. Como pueden comprender, ésta era la etapa inicial de las transformaciones alquímicas.

»Los alquimistas comparaban al cuerpo con un aparato de sublimación, en el cual las sustancias sutiles son separadas de las groseras.

»Los alquimistas subdividían el cuerpo en varios niveles, que, hablando en términos indios, corresponden a los chakras.

»Para poder mover las sustancias sutiles a través de todos los niveles posibles, el estudiante primero debía purificarlos de la “escoria” oscura que los contaminaba.

»Esto se hacía encendiendo un “fuego” dentro de cada nivel. El estudiante debía encender el “fuego” cada vez más y más, y expandirlo desde el centro del nivel a todo su volumen, derritiendo las energías oscuras y expulsándolas del cuerpo.

»Después de que los niveles eran purificados, el estudiante podía comenzar con la sublimación propiamente dicha. Este trabajo consistía en mover la “sustancia inicial” desde abajo hacia arriba, a través de todos los niveles sucesivamente. Y el estudiante debía sentir claramente el cambio del estado de la energía en cada nivel. El propósito de este trabajo era encontrar y sentir, dentro del cuerpo, las sustancias más sutiles que no cambian su estado cuando se mueven entre los niveles.

»… En una oportunidad, los sirvientes de la inquisición, que siempre estuvieron interesados en Mi Maestro, Me capturaron y trataron de sacar alguna información sobre Él de Mí. Afortunadamente logré fingir que era un tonto y Me dejaron ir.

»Alerté al Maestro, y todos abandonamos la ciudad…

»Después de este incidente comenzó mi verdadero aprendizaje. Me gustaría contar sobre esto más tarde en una pequeña historia que podría llamarse: El Farmacéutico o una Historia acerca de la Piedra Filosofal.

»En esa encarnación en Alemania estuve muy cerca de alcanzar la Unión con el Padre. Me faltó muy poco: hacer que los estados de alegría, armonía y calma, que había dominado, se hicieran naturales para el alma. Nuestra vida, bajo la amenaza constante de ser torturados y quemados en la estaca, era dura. También, en el fondo del alma, me sentía triste a causa de los deseos no realizados en esa vida: una casa en donde todos se amaran los unos a los otros, las tiernas caricias de la madre y el padre amable y comprensivo…

»Mi Maestro, a pesar de que nos amaba desde el fondo de Su corazón, rara vez nos manifestaba ternura. Era muy severo con nuestros vicios, apurándonos a que nos fundiéramos como almas, a separar todo lo sucio para que sólo quedara el “oro viviente”, un alma brillando con su amor e impecabilidad.

»… Después de Su partida, nuestra vida se hizo aún más difícil…

»Entonces, fue con el propósito de lavar esta última “suciedad” del alma que Dios planeó mi última encarnación polaca.

»No fue largo: ¡recordé todo rápidamente y volví a Casa!

 

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