Divine Teachrs — about Themselves

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Andrés el Apóstol

—¡Yo les estaba esperando! ¡Escuchen!

»Cuando Nosotros vimos a Jesús por primera vez, habíamos oído mucho sobre Él de Juan el Bautista y habíamos esperando Su venida. ¡Pero a pesar del hecho de que estábamos esperando y estábamos preparados, un milagro pasó, el gran milagro del contacto con Él en vivo!

»Ninguno de Nosotros estaba listo para abarcar en seguida el conocimiento que trajo Jesús. Él nos enseñaba. Enseñaba cuando hablaba y cuando estaba en silencio, cuando edificaba éticamente a los demás y cuando comía con Nosotros la comida frugal compartida igualmente, y cuando no tuvimos un lugar para pernoctar, y cuando las personas estaban alabándole y cuando estaban culpándole… Cada momento de estar cerca de Él fue la educación para Nosotros.

»Me gustaría contar un episodio.

»Un día, antes del comienzo de Nuestro Servicio apostólico, Jesús envió a algunos de Nosotros a sanar y a predicar en un pueblo, pero Él Mismo no fue.

»Estábamos marchando con alegría y orgullo: ¡Jesús nos confió a sanar con Su Poder!

»Habiendo llegado al pueblo, tratamos de hablar como Él, repetimos Sus palabras y luego empezamos a sanar. Pero no sucedió nada. No había ningún milagro. Sólo había las burlas:

»—¿Y dónde está su Dios? ¡Ustedes son engañadores!

»Nos regresamos avergonzados.

»Al encontrarnos Jesús nos dijo:

»—¿Dónde está su fe? ¿Dónde está su amor? ¿Dónde estaba su Padre cuando estaban sanando?

»Nosotros Le contestamos:

»—Él estaba Contigo.

»—Si Él estaba Conmigo y no contigo, Andrés, entonces ¿quién sanaba? ¿Tú?

»—¡Cuando tú llevas a cabo Su Obra, el Padre debe estar en tu cuerpo en lugar de Andrés! ¡El Padre da la bendición y el poder, Él obra con tus manos! ¡Si no está Su Voluntad, las palabras no ayudarán: el cojo se quedará cojo, el ciego no recuperará la vista…!

»Y Jesús nos dijo:

»—¡Regresen!

»Le contestamos:

»—¡No podemos, nadie nos creerá allí! Permítenos ir al otro pueblo.

»Jesús dijo de nuevo:

—¡Regresen! ¡Y que el Padre ande en cada uno de ustedes! ¡No tengan miedo a las burlas! ¡Y si van a querer pegarles, tampoco tengan miedo! ¡No tengan miedo a la muerte! ¡No tengan miedo al dolor! ¡Sanen a los que el Padre indica! ¡Y den muestras de Su Poder y Su Amor! ¡Yo estaré con ustedes!

»Nos fuimos. Las personas se burlaron de Nosotros. Y las piedras volaron. Pero cada uno de Nosotros sentía la Luz de Amor de Jesús y el Poder del Padre e incluso las piedras volaron por encima.

»Los burlones no se acercaron para ser sanados. Pero se acercaron aquellos pobres que tenían el gran amor al Señor. Y cada uno decía:

»—¡Si está para esto Su Clemencia, sáname, a un pecador!

»Y ellos fueron sanados. Y Nosotros alabamos a Jesús y al Padre y les decíamos:

»—¡Vaya y no peques más!

»Y el Poder del Padre estaba en Nosotros.

»Así dominamos la ley del Poder Superior: nadie debe estar entre aquel a quien estás ayudando y Dios: cualquier rastro del “yo” no permite que el Poder del Padre fluya. El Padre puede manifestarse a través de tu cuerpo sólo si no hay en ti el “ego” inferior.

»Nosotros no pudimos dominarlo en seguida. ¡Pero cuando más avanzamos, más fácil era ser la Vid!

—Cuando ustedes fueron a predicar sin dinero, sin cualquier otro apoyo excepto Dios, ¿cómo sobrevivían?

—Nosotros pensamos en esto en último lugar. A veces un festín nos esperaba, a veces, la paliza y el odio. Así caminamos con Jesús y así cada uno después caminaba según Su suerte.

»Y si Nos quedamos hambrientos, significó que el Pan del Señor no había alimentado a aquellas almas a quienes habíamos venido y nos afligimos que éstas se habían quedado hambrientas.

»O si las semillas de las palabras del Señor cayeron en la tierra rocosa, ¿cómo pudimos afligirnos de ser apedreados sabiendo que las semillas de Su Amor no brotarían allí?

»¡Es fácil vivir con la fe absoluta! Jesús nos enseñó esto. ¡Él nos enseñó que si tienes que aceptar la muerte, la aceptas y si Dios prolonga tu vida, entonces continúas sirviéndole a Él!

»¡Es tan fácil tener la confianza inquebrantable en Él, en Aquel Que está contigo y en ti! ¡Tus fuerzas, tus manos, tu boca, tus pensamientos Le sirven a Él, y todo el resto Él te lo dará, todo lo que considere necesario para ti!

»¡Cada día de nuestras vidas aumentaba Su Gloria y nos acercaba a Él!

»Cuanto más tiempo pasaba, menos quedaba en Mí del Andrés anterior y más Me convertía en Andrés el Primer Llamado, en Andrés de Jesús, en Andrés el Hijo del Padre Celestial…

»Y desde la cruz el Verdadero Andrés crucificado predicaba. Y aun cuando los guardias quisieron liberarme, no pudieron acercarse.

»¡Yo iba a Jesús!

»¡El Padre así lo quiso! ¡Yo iba a Él!

»¡Todo fue fácil para Nosotros! ¡Fue más fácil para Nosotros que para cualquier Otro Que llegó al Padre! ¡Desde que vimos a Jesús por primera vez, Él estaba con Nosotros!

»No éramos como unos ríos que tienen que abrir su camino. ¡No! En aquel entonces Nos unimos con un gran Río que ya había trazado Su cauce hasta el Océano. ¡Jesús Nos indicó el Camino! ¡Nosotros caminamos cerca, caminamos con Él, sólo un poco detrás! ¡Fue fácil para Nosotros!

»¡Él Nos indicó el Camino y dio el poder para caminar! ¡Él Nos enseñó a unirnos con el Poder del Padre! ¡Cada uno de Nosotros deseaba recorrer Su Camino y entrar en la Morada del Padre! ¡La muerte en la cruz era deseada!

»¡Nosotros marchábamos por el Camino de Jesús!

»¡Llevábamos Sus palabras a las personas!

»¡Hacíamos lo que Él Nos encargó!

»¡Jesús siempre estaba con Nosotros, y ahora estamos con Él en el Padre Celestial!

* * *

—La desgracia llega al hombre cuando él se queda solo, consigo mismo, sin Dios.

»Si uno vive sin Dios, entonces llega la desgracia.

»¡El hombre no debe vivir así! ¡Él debe vivir en Mí y para Mí!

»La primera hazaña del alma en el Camino hacia el Padre es la hazaña de ser consciente de Su Presencia todo el tiempo. En este caso, empiezas a vivir percibiéndote ante Él y pesar «en Su balanza» cada pensamiento y acto tuyo.

»La segunda hazaña del alma es la hazaña de servir al Padre. Cada pensamiento y cada acto deben ser para Él. A través de la unión de las dos primeras hazañas, se obtiene la fidelidad absoluta al Padre.

»¡La cúspide de la vida del alma es la tercera hazaña! ¡Es cuando Le entregas todo tu ser y ya no piensas más en ti olvidando lo personal en el Gran Amor hacia Él! En este caso, es posible el gran sacramento de la Reunión, Reunificación, cuando todo lo que eras antes se convierte en Amor y se entrega a Él como una ofrenda. En este momento, aquel que da desaparece, porque ha entregado todo, se ha entregado incluso a sí mismo.

»Quien entra en Él dice: “¡Existes sólo Tú, Padre!”.

»Quien sale de Él dice: “¡Yo y el Padre somos Uno!”.

»¡Entonces lo Superior se hace posible, aquello que Jesús manifestó a las personas con Su vida, esto es, el cumplimiento de la Misión sin estar separado del Padre!

 

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