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Pirámide
Veo entre los campos un Mahadoble gigante de un Maestro Divino. Me acerco. Experimento Pureza, Transparencia, Ternura y Calma dentro de Él. También es muy fácil limpiar el cuerpo de las contaminaciones energéticas aquí y trabajar con diferentes variaciones de la meditación «Pirámide».
—¿Cuál es Tu Nombre? —Le pregunto.
—Pirámide.
—¿Es una broma?
—¡Para nada! Así Me llamaron en Mi última encarnación los habitantes locales de la América del Sur.
—¡Cuéntame sobre Ti, por favor!
—Yo era uno de los Atlantes Que poseían el verdadero conocimiento sobre Dios.
»Habiendo partido de la Atlántida antes de su sumersión en el océano, Me dirigí a la América del Sur para continuar Mi servicio a las personas encarnadas allí.
»En aquel tiempo, las tribus aisladas de los indígenas habitaban en ese continente. Me establecí en la frontera entre Bolivia y Perú contemporáneos cerca del lago Titicaca. ¡Era un lugar paradisíaco en la Tierra! La naturaleza y todo el resto favorecían la creación de una nueva civilización que poseería el conocimiento espiritual verdadero. Así que, puse manos a la obra.
»Primero que nada, debía ganarme la confianza de la población local, construir una vivienda y crear un centro científico-cultural en el cual podría enseñar a las personas.
»Empecé la construcción de la capital de la nueva civilización con una pirámide. Utilizando el conocimiento de los Atlantes, con la ayuda de las Fuerzas Divinas, trasladaba y labraba las piedras. La grandiosa construcción crecía día tras día. Era conveniente en muchos aspectos para la realización de Mi Misión, ya que a la vez era un templo, una casa, una fortaleza y un centro científico-cultural.
»Por supuesto, tenía ayudantes de entre los habitantes locales y no hacía todo esto solo.
»Gradualmente, la gente de aquel lugar comenzó a confiar en Mí y respetarme. Las personas llegaban a la pirámide, y Yo les enseñaba diferentes saberes, oficios y sanación. También les enseñé, y es lo más importante de todo, cómo vivir correctamente en la Tierra observando las Leyes Más Altas del Creador.
»Antes de Mi llegada, ellos habían rendido culto a muchos dioses. Yo, en cambio, les enseñaba que existe un solo Dios Universal y que es Él Quien controla el mundo entero. Les decía que Él vive en las profundidades debajo del mundo de la materia densa y que hay que estudiar estas profundidades.
»No les obligaba a rechazar sus costumbres y creencias, sino que gradualmente implantaba en su cosmovisión la idea de un solo Dios-Creador. Para que les fuera más fácil aceptar el conocimiento sobre un solo Dios, Le presenté en forma de un infinito Sol Viviente Que brilla regalando la luz purificadora y fuerza vital a todos quienes Lo perciben.
—Dinos cómo enseñabas prácticas espirituales y también si tuviste en aquellas tierras discípulos dignos que lograron alcanzar en su desarrollo personal lo que les enseñabas.
—Sí, tenía seguidores dignos entre los indígenas locales. Eran discípulos muy capaces porque no estaban cargados con posesiones excesivas ni con preocupaciones innecesarias y llevaban una vida sencilla en la armonía con la naturaleza comprendiéndola y amándola.
»Yo simplemente complementé este conocimiento suyo con el conocimiento sobre el Creador de todo lo existente y sobre cómo conocerlo.
»El Camino espiritual, al igual que la vida terrenal común y corriente, está lleno de dificultades y peligros. Sin embargo, es la superación consciente de ellos lo que permite al practicante desarrollar las cualidades necesarias para alcanzar la Perfección.
»¡Pues el cómo cada alma concreta se desarrolla es lo único importante para el Creador! Y si el practicante se mira a sí mismo y su vida desde este ángulo también, entonces sus posibilidades para alcanzar la victoria en la lucha por la Perfección son más grandes.
—¿Qué prácticas espirituales usabas al enseñar a los demás?
—Lo primero y lo más importante era aprender a disolverse en la armonía de la naturaleza, así como unirse con su belleza y aprender a escuchar el silencio o, en otras palabras, aprender a permanecer en el estado de tranquilidad interior. Sin duda, esta tranquilidad debe estar llena de emociones de amor tierno que provienen del corazón espiritual, el centro más importante del alma.
»Además, enseñaba a lavar el cuerpo con la Luz Divina transparente y dorada y llenarlo con el tierno Fuego Divino. Esto daba como resultado la sanación de las enfermedades.
»Luego cada discípulo repetía en su medio habitual todo lo que recibía, fortaleciéndolo de esta manera.
—¿Tuviste discípulos que conocieron al Creador?
—Sí, tenía algunos. Les iniciaba en las meditaciones más altas, tales como “Pirámide”, “Pentagrama”, “Hexagrama”, etc. La meditación “Pirámide” era la base para muchas otras técnicas de entrenamiento meditativo. ¡Pues la imagen de la pirámide es muy conveniente para esto! Y es por eso que muchas meditaciones pueden ser creadas a partir de esta imagen.
»También había discursos en Mi pirámide material, en los cuales explicaba las leyes de la ética de Dios. Este conocimiento ayudaba a las personas a construir correctamente sus relaciones dentro de sus familias y tribus, así como con el mundo circundante entero. Lo que, a su vez, les permitía vivir feliz y armoniosamente.
»Como ya dije, les enseñé diferentes saberes y oficios. También les enseñé a crear belleza hecha con las manos.
»Fue Mi trabajo cotidiano, nada heroico, un trabajo constante y minucioso dedicado a la transformación de las almas. Con todo, ¡también experimentaba una enorme alegría cuando veía que las almas llegaban a hacerse mejores, más puras y más luminosas, y cómo luego crecían en estas cualidades cuantitativamente!
»Como resultado, logré crear en aquella parte en la superficie de la Tierra un gran foco del verdadero conocimiento espiritual, un foco que existió por mucho tiempo.
—¿Tenías un Maestro Divino Que Te enseñaba?
—Sí. Mi Maestro era Adler. Él dirigía la vida de las personas en la Atlántida y, mucho más antes de esto, había sido el Creador de la Tierra.
»Él Me enseñaba desde Su estado no encarnado. Aprendí de Él la tranquilidad sabia y la comprensión de la esencia de todas las cosas y fenómenos, incluyendo la comprensión de la esencia del Creador.
»Fue Adler Quien Me envió a la América del Sur para preservar allí el conocimiento verdadero sobre el Creador y sobre el Camino de conocerlo.
»Yo veía a Adler no encarnado, Le oía, Le comprendía y trataba de seguir Sus indicaciones.
»Específicamente, Él Me enseñó a unirme con Él. Desde ese estado, fue posible llenar la Tierra entera con el Fuego Divino, encendiendo la Llama en la profundidad debajo de todo el mundo material. Era el Fuego del Amor Divino Que se regalaba a Sí Mismo y Que llenaba de fuerza vital a los seres encarnados capaces de sintonizarse con el Amor de Dios.
»Sin embargo, antes de esto, había sido necesario desarrollar plenamente las funciones de las tres estructuras bioenergéticas principales llamadas actualmente dantianes. En otras palabras, había que purificar estas estructuras y expandirlas al máximo.
»Luego Adler Me decía así:
»—¡Relájate! ¡No hay más ocupaciones terrenales para ti! ¡Sólo hay Yo, Infinito, Ilimitado y Eterno!
»»¡Tus brazos del alma Me abrazan! ¡Tus labios del alma Me besan! ¡Y toda la Infinitud responde con Ternura a tu ternura!
»»¡Que el Amor-Ternura Divino, intensificado por ti, llene todo el espacio infinito a tu alrededor! ¡Y tú te disuelves en Mí completamente!
»»¡Y que solo tus brazos gigantes del corazón espiritual continúen su trabajo habitual, que es regalar el Amor a todas las almas, a las Almas Divinas y a las almas que crecen espiritualmente con éxito, pero que están pequeñas todavía!
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