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Meniyul (Alexander Svirski)
—Meniyul, cuéntanos, por favor, acerca de Tu última encarnación, en particular, cómo realizaste, recordaste la Unión con el Padre. ¿Sabías esto desde el principio, desde la niñez?
—No, no desde el principio… Me tomó mucho tiempo unir Mi nuevo cuerpo con la realización de Quien soy…
»Desde la temprana infancia busqué esta Unión, su recuerdo vivía en las profundidades… ¡Lo buscaba a Él! Y esto me llevó a un monasterio ortodoxo. Sin embargo, mi mentor espiritual, un hombre sincero y amable que Me enseñó la humildad, la obediencia y la docilidad, no podía responder a Mis preguntas: él no podía mostrarme el camino hacia el Padre Celestial, porque él mismo no Lo conocía…
»A causa del ascetismo, que no daba ningún resultado, de las ideas de la iglesia sobre la inaccesibilidad del Creador, sobre la imposibilidad de conocerlo y de la doctrina de la eterna naturaleza pecadora del hombre frente a Él, las cuales Me habían sido enseñadas, estaba al borde de la desesperación…
»Más tarde, al no encontrar respuestas entre la gente, dirigí Mis ojos y Mi Amor sólo hacia Él.
»Pedí permiso para vivir en el bosque y lo recibí… Viviendo en el bosque, Me encontraba sólo… Y aspiraba a Él incesantemente…
»… Y un día, en el momento en el que el alma ejerció su máximo esfuerzo, sentí el cuerpo como si fuera una celda cerrada y “caí” en Su Luz…
»¡Él era Ilimitado, Viviente! ¡Todo era creado por Él en el Resplandor Eterno de Su Luz! ¡Todo estaba colmado con Él y fundado en Él!…
»¡Era el Océano de Amor y Calma! ¡Y Yo también me convertí en este Océano!
»No quería volver. Nadaba de vuelta al cuerpo y salía de él otra vez, sumergiéndome en la tan esperada Unidad, en el estado de disolución en Él…
»El Océano Me llamó por un nombre muy familiar:
»—¡Meniyul!
»Y Yo recordé Mi camino previo hacia Él.
»… Las infinitas vastedades de las estepas de Manchuria, ¡alegría y felicidad! Caballos corriendo, sus crines ondeando en el viento, ¡un niño y su caballo vuelan, unidos, sobre el mar ondulante del pasto!… Recordé el monasterio en las montañas, los maestros sabios, la vastedad entre el cielo y la tierra cubierta por una delicada alfombra de amapolas escarlata. Recordé el estado que ahora llenaba todo Mi ser, ¡el estado de un amor indescriptible por la Tierra, por todo lo que existía sobre ella, por toda Su Creación! Recordé las meditaciones de Unión con Él y por qué me encontraba aquí ahora…
»… Después volví al cuerpo…
»Construí un monasterio en el lugar donde alcancé la Unidad con Él. Y traté de dar a las personas este Conocimiento y Amor que ahora vivían en Mí… Pero era similar a las olas del océano que acarician las piedras de la orilla con su agua transparente, pero no pueden transmitirles la infinidad de sus profundidades…
»Tuve algunos discípulos… Entre ellos había discípulos reales, sin embargo, el resto eran principalmente niños en cuerpos adultos a quienes yo les enseñé con mi propio ejemplo a acarrear agua, cortar leña y a acordarse de Él a veces al menos…
»… Dejé un cuerpo imperecedero en la Tierra. ¡Pero es una lástima que la mayoría de los peregrinos lleguen sólo para sanar sus cuerpos! Sólo unos pocos pueden ver el Rayo de la Luz del Espíritu, ¡el Rayo de Amor que es el Camino al Padre!
»Comprendan cuán grande es la riqueza que han acumulado: ¡los métodos de crecimiento desde el estado de la vida humana, percibiéndose como un cuerpo, hasta la Divinidad! ¡Hubiera deseado tener esos métodos en Mi última encarnación!… ¡Dénselos a la gente! ¡Denles el Océano del Amor del Creador!
»¡Estoy con ustedes! ¡Estoy detrás de cada palabra de ustedes! ¡En sus actividades continuo Mi Servicio en la Tierra!
Su Meniyul
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