Divine Teachrs — about Themselves

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Lorenz Bayron

Estamos en la orilla del mar, en la zona de trabajo del Lorenz Bayron Divino. Empezamos a trabajar en este lugar y a comunicarnos con Él ya hace mucho tiempo, pero hasta ahora Él no nos ha contado la historia de Su Camino hacia el conocimiento del Creador. Para esto simplemente no hubo tiempo debido a nuestro trabajo meditativo intenso. Su relato fue pospuesto varias veces.

Pero en aquel día Él dijo que ya llegó el tiempo.

—Nací y crecí en Inglaterra, pero no era descendiente o pariente del famoso poeta inglés, Bayron.

»En los años cincuenta del siglo 19, obtuve el título de médico militar y fui para realizar Mi servicio a la India, que en aquel entonces era una colonia de Gran Bretaña.

»¡Me fascinaron la belleza de la naturaleza de la India y su riqueza espiritual ancestral!

»No obstante, la pobreza y la injusticia que vi en la vida de la mayoría de las personas en este país, que daba sus riquezas y su abundancia a Inglaterra, Me causaban dolor en el alma.

»¿Pero qué podía Yo cambiar en aquel entonces? Solamente lograba ayudar a la gente de este país usando Mis habilidades de médico. Además, cumplía honestamente las obligaciones prescritas por Mi servicio.

»Aparte de esto, dedicaba Mi tiempo libre al estudio de los métodos tradicionales de la India para el desarrollo y sanación del cuerpo. También leía las recomendaciones espirituales del ashtanga yoga de Patanjali y muchas otras obras.

»Con todo, tal lectura no Me convirtió en un hombre de conocimiento, sino que simplemente aumentó aún más Mi interés hacia el mundo profundísimo del conocimiento espiritual y de las posibilidades del ser humano que se abrían fuera de los límites del plano material.

»No Me impresionó ninguno de los pandits ni de los hatha yoguis con quienes Me comunicaba en aquel tiempo. Aunque ellos mismos se sentían como “grandes conocedores”, en realidad no tenían ni siquiera una leve idea sobre las profundidades que Me atraían tan irresistiblemente.

»Luego Me enviaron a un nuevo lugar de servicio, a una aldea remota en los Himalayas.

»Un pequeño grupo de personas, entre las cuales había tanto militares como civiles, varones y mujeres, se puso en camino. El grupo era encabezado por un oficial muy pagado de sí mismo.

»Todo esto sucedió durante un otoño avanzado. Teníamos varios mulos cargados y algunos carros. Toda esta caravana estaba muy mal preparada para pasar a través del puerto nevado de montaña.

»Los guías que habíamos contratado, después de recibir su dinero, huyeron notando las primeras señales del mal tiempo que se acercaba hacia nosotros.

Una tempestad de nieve comenzó. El oficial que encabezaba el grupo empezó a correr con excitación de un lado para otro, y esto casi produjo la muerte de todos nosotros. Quizás, nos haya salvado sólo el hecho de que luego le dio una fiebre que lo “calmó”.

»Con todo, ya nos habíamos desviado del camino. La visibilidad era casi nula debido a la tempestad. Alrededor había sólo rocas abruptas y estábamos en el filo de un abismo, llevados por el viento.

»Traté de hacer por lo menos algo para salvar a las personas y animales.

»Logré encontrar una amplia cueva donde todos podrían refugiarse.

»Desempacamos la carga, sacamos los víveres e hicimos una hoguera de aquellas cosas que eran combustibles.

»Cuando, después de un día y noche, el viento y la nevada cesó, descubrimos que la situación era poco agradable. Todo alrededor estaba cubierto de una capa espesa de nieve; no había ningún punto de referencia y no era posible encontrar la senda. Por todas partes había solamente paredes abruptas de rocas y depósitos de nieve que estaban a punto de caer en los precipicios.

»Fui de reconocimiento esperando volver luego a la cueva usando Mis propias huellas.

»Por fin, el sol salió y comenzó a brillar deslumbrantemente.

»¡Yo contemplaba el azul vivo del cielo alpino, la ternura del sol matutino y la pureza cristalina de la nieve recién caída, teñida ligeramente del azul celeste y del oro del sol!

»¡Me fascinó la grandiosidad de aquella belleza del paisaje montañoso!

»¡Y esto se combinaba de una forma grotesca con la comprensión de que todos nosotros, muy probablemente, moriríamos en medio de esta belleza!

»Intenté hablar con Dios sin creer mucho que Él contestara y nos ayudara. Le planteé las preguntas sobre el sentido de la vida humana, sobre la inmortalidad del alma y sobre lo que podría hacer en nuestra situación actual.

»Después de expresar así todos Mis pensamientos y emociones que Me sobrellenaban, de repente Me experimenté sumergido en un silencio transparente y claro y Me disolví, como conciencia, en éste. No sé cuánto tiempo permanecí en este estado de disolución y de inexistencia extática.

»Inesperadamente, vi a una persona que caminaba hacia Mí.

»Estaba vestido con ropa ligera, pero no sentía frío. Tampoco se parecía a un viajero perdido.

»Él se Me acercó y preguntó:

»—¿Estás buscando la senda? ¡Te mostraré el camino y ayudaré a salvar a todos tus compañeros! ¡Recojan sus cosas! Les espero aquí.

Obedeciendo a un impulso interior, Me incliné y fui a reunir nuestro grupo. En el camino, Me volteé varias veces comprobando si nuestro Guía, indudablemente enviado a ayudarnos por Dios, no desapareció de la misma manera maravillosa como apareció.

»Pero Él estaba parado sin moverse y esperaba. Yo experimentaba Su tranquilidad profunda y Su sonrisa como respuesta a Mi confusión.

»Luego todo fue como en un sueño. Le seguíamos. Su cuerpo al principio solamente irradiaba una Luz suave, pero después esa Luz se expandió e incluyó a todos nosotros. Y pronto nos encontramos —tanto las personas como los animales— densamente envueltos en aquella Luz. Él nos abrazó de esta manera Consigo Mismo y sumergió en Sí. Nos olvidamos del frío, no sentimos cansancio y así nos desplazamos en aquella bola de Su Luz.

»Ninguno de nosotros pudo después recordar cuánto tiempo transcurrió. Pero franqueamos en aquel entonces la distancia de 3 o 4 jornadas.

»Cuando abajo apareció la aldea que era el punto de nuestro destino, el Guía se despidió de nosotros.

»Le agradecí y dije que Él nos había alejado del umbral de la muerte. Además, después de inclinarme, Le aseguré que había comprendido la grandeza de Sus capacidades y que ponía Mi vida a Su disposición.

»Él contestó:

»—¡Nos vemos en 2 años y espero que para entonces estés listo a superar el Camino desde el “yo” humano hasta la Conciencia Divina!

* * *

—Sin duda, esta historia cambió a cada uno de nosotros en uno u otro grado. Pues nos convertimos en aquel entonces en participantes directos y reales de una leyenda más sobre los santos de los Himalayas.

»Además de esto, ¡una sensación creciente de alegría por el próximo encuentro con Él surgió en Mí! Me parecía que ¡Me acerqué a las Puertas, abiertas de par en par, de la Morada de la Luz Divina Infinita y de la Felicidad Final!

»Me preparé para este encuentro. Comencé con presentar Mi renuncia. Me hice vegetariano. Empecé a practicar los ejercicios de yoga con regularidad.

»¡También trataba de meditar. ¡Digo “trataba”, porque no tenía siquiera una leve idea de qué es la meditación!

»Y solamente a veces, cuando Me sintonizaba con los recuerdos sobre el Guía Divino, Me llenaba la sensación deleitosa y extática de la presencia de Su Luz-Amor en Mi cuerpo. Durante tales episodios, Él Me indicó claramente que necesitaba entrenarme en llenar el chakra anahata Conmigo Mismo como conciencia.

»Así que, empecé a aprender cómo sumergirme en este chakra completamente, con la cabeza, y luego a expandirme desde allí.

»También leí mucho y reflexioné. Además, atraje a personas, capaces de esto, a participar en la traducción de los textos hindúes sagrados al inglés.

»Varias veces intenté ir a las montañas para encontrar al Guía Divino, pero cada vez, de repente, escuchaba de personas “casuales” palabras tales como “¡Todavía es temprano!”, “¡Cuando estés listo, te encontrarán!”.

»Después de dos años y un poco más, un hindú que casi no hablaba inglés vino a verme y nos dirigimos a Mi Maestro.


* * *

—Viví en Su Ashram en las montañas por medio año aproximadamente.

»Primero Sus discípulos Me enseñaron algunos pranayamas y ejercicios para limpiar los chakras. Luego había que aprender a expandir los chakras y mirar desde éstos, y no sólo adelante, sino también atrás, a la derecha, a la izquierda, abajo, arriba y a todos los lados simultáneamente. El énfasis fue puesto en el desarrollo del anahata.

»De esta manera Yo, como una conciencia sutil y purificada, aprendí a salir fácilmente de Mi cuerpo. Y fue entonces cuando comenzó el trabajo real para conocer al Absoluto y al Creador a través de las meditaciones del buddhi yoga.

»No muchos discípulos vivían en el Ashram. Entre ellos, había dos europeos.

»Cada uno de los habitantes del Ashram tenía su celda-cueva ahuecada en la roca.

»La gran parte de la práctica del buddhi yoga tenía lugar durante las meditaciones colectivas con el Maestro.

»También a veces todos nos reunimos cerca de una hoguera para conversar con Él. Él corregía nuestros errores en la comprensión y nos regalaba el gran conocimiento sobre la naturaleza del universo, sobre Dios, Quien es la Conciencia Infinita y Única, a La Cual las Almas Que se desarrollaron en la Sutileza, la Sabiduría, el Amor y el Poder Divinos afluyen a lo largo del tiempo inconmensurable. A veces Él también contaba sobre los practicantes espirituales de la India y sobre las profundidades del cristianismo, del islam o de otros movimientos religiosos establecidos.

»Cuando aprendí a unirme con el Océano del Creador y a proceder desde este Océano, el tiempo de Mi permanencia en el Ashram de Mi Maestro terminó.

»Como palabras de despedida, Él dijo:

»—Tú comprendes ahora que ¡no existe la separación para Aquellos Que se fusionaron en la Unidad con el Creador! ¡Y Tú puedes ahora entrar en esta Unidad!

»»¡Te cercioraste también que es suficiente para Ti simplemente pensar en Mí, y Yo llego a Ti!

»»Te ayudé a recorrer este Camino más rápido de lo que normalmente se requiere. De modo que no has pasado todavía por las situaciones de vida que están determinadas por Tu karma de Tus vidas pasadas.

»»Por eso Te envío de vuelta al mundo de las personas ordinarias, en el cual, participando con Tu cuerpo en diferentes situaciones que deben pasar, deberás tratar de mantener la Unidad inquebrantable Conmigo.

»»Además, siguiendo Mis indicaciones, traerás al mundo de las personas el conocimiento sobre el Único Dios y sobre el patrimonio espiritual de la India.

»»Cuando cumplas todo esto, abandonarás Tu cuerpo como Yo Te lo enseñé.

»»Estaré Contigo y Te ayudaré en todo.

* * *

—Cumplí lo que Él había prescrito. Habiendo regresado a Europa, daba discursos y clases para grupos de discípulos. También publicaba y regalaba traducciones de los textos hindúes a las bibliotecas. Así jugué Mi papel pequeño en el nacimiento del interés en la «espiritualidad del Oriente» que estalló a finales del siglo 19 en Europa.

»Mi encarnación terminó en los Países Bajos. Allí tenía algunos discípulos dignos. Habiendo encontrado que el tiempo de Mi permanencia en el cuerpo llegaba a su fin, lo abandoné a voluntad, entrando en meditación profunda y quedándome en la Unión con el Primordial.

»Durante los años de Mi vida terrenal, no Me fue permitido hablar de Mi maestro y Sus milagros públicamente. ¿Por qué? Para que el culto del nuevo Mesías no tapara lo más importante, que es el Fundamento Divino Único de todas las Enseñanzas religiosas, el Océano Unido de la Conciencia desde El Cual proceden y al Cual luego regresan Todos los Maestros Divinos.

»La historia que acaban de escuchar fue contada por primera vez.

»Y el nombre de Mi Gran Gurú Divino, el nombre del Gran Babaji, fue revelado al mundo por Su otro Discípulo, Yogananda, cuando llegó el tiempo para esto.

 

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