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Etei
Una vez durante nuestra conversación con Pitágoras, Él anunció:
—¡Les presento a Etei, el Padre de Mi Grecia, de Mi Elláda Radiante, el país del «Sol Divino»!
—Sí —Etei se unió a la conversación—, Yo soy uno de los numerosos Atlantes que continuaron trabajando en la Tierra después de la destrucción de la Atlántida. Les pido que Me permitan participar en la creación de su futura obra «El libro de Aquellos Que nacieron en la Luz», ideada por Toth el Atlante. ¡Tengo mucho que contar!
»Mi esfera de actividad incluía la Antigua Grecia y las islas cercanas del Mediterráneo. Esto había sucedido muy anterior a la encarnación de Pitágoras. También participé activamente en la preparación de la Misión de Pitágoras desde Mi estado no encarnado.
»Mi trabajo en Grecia había comenzado antes que la Atlántida se sumergiera en el océano, pues una parte de los habitantes de la Atlántida ya vivía en esta área entre los locales.
»Mi tarea fue intentar preservar el conocimiento verdadero para las hijas y los hijos dignos que vivían en aquella región.
»Lo único que quedó en la memoria de las personas modernas de esa actividad Mía son las leyendas sobre los órficos. Yo era el fundador y el guardián de este foco del Conocimiento Divino y el Maestro de aquel que es conocido en las leyendas como Orfeo. (Posteriormente este nombre se convirtió en un nombre común y fue dado a los héroes de los mitos griegos que sabían cantar y tocar música).
»La armonía y la belleza, como cualidades que conducen a uno al mundo de lo sutil y luego al mundo de la Luz Divina, se entretejían en Mi prédica para las personas.
»En Grecia, Yo puse los cimientos de aquello que la gente luego denominó como el arte de la música, de la danza, de la escultura… Yo educaba a las personas a través de la Belleza.
»También ayudaba a alcanzar la Unidad con el Creador a aquellas almas que no habían tenido tiempo para lograrlo en la Atlántida y que casi inmediatamente se habían encarnado en Grecia después de la destrucción de la Atlántida. Para estas almas y para otras pocas que se acercaron a la Luz de la Verdad y que anhelaban la Unidad, Yo creaba Escuelas espirituales. Quienes cumplieron los escalones Superiores del aprendizaje podían realmente calmar una tormenta en el mar tocando una lira. Fue así porque ellos habían obtenido la facultad de influir sobre el mundo material desde la Unidad Divina. Ellos mostraban el Poderío de Dios como una manifestación de Su Dominio sobre el plano material. Ellos enseñaban el Amor, la Belleza y la Armonía para que las personas que deseaban asemejarse a Ellos se ejercitaran en la refinación de las conciencias y en el arte espiritual en vez de buscar el desarrollo del poder grosero.
»Así Yo recreé en Grecia lo mejor que había en la cultura de los Atlantes esperando guardarlo en la memoria de los pueblos de la Tierra por los siglos.
»Actualmente Yo entregué las “riendas” de este extenso trabajo en aquella región a Pitágoras, y Yo Mismo estoy trabajando con unas pocas almas por toda la Tierra. Son conocidos como genios o, en otras palabras, almas altamente desarrolladas que están encarnadas en cuerpos y que no se dan cuenta de su conexión con la Conciencia Primordial. Yo dirijo su trabajo ayudándoles a percibir las ideas que deben ser percibidas por ellos y luego les ayudo a manifestar estas ideas en el mundo.
»Me encantaría participar en aquello que ustedes hacen “bajo el ala de la Belleza”. Yo podría intensificar la influencia de sus obras sobre aquellos que las estudian, pues Mi Maestría consiste, entre otras cosas, en la facultad de encender por los siglos los candiles de la belleza en las obras de arte.
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