Divine Teachrs — about Themselves

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Ptahhotep

Estamos caminando con los cuerpos por un sendero en medio de los campos, pero con las conciencias estamos nadando en el Mahadoble de Ptahhotep, llenando con nosotros mismos Su Forma Universal y uniéndonos con Él. En el cielo, sobre las nubes, se ve Su Rostro. Él, como Conciencia, atraviesa fácilmente la tierra, saliendo de la Profundidad primordial universal, de la Morada del Creador. ¡Experimentamos el Poder, la Grandeza, la Pureza absoluta, la Transparencia y la Luz de Amor sutilísima! ¡Así Ptahhotep se manifiesta para los discípulos encarnados!

El sentido del trabajo con los Mahadobles de los Maestros Divinos es el siguiente:

Cuando llenamos como conciencias la forma gigante de un Mahadoble, crecemos cuantitativamente; y, uniéndonos con el Maestro, disolviéndonos en Él y experimentándonos como Él, nos acostumbramos a Su estado Divino. Esto trasforma las conciencias cualitativamente, refinándolas. De esta manera se realiza el proceso de su «cristalización» en las etapas más altas del desarrollo espiritual.

Para las almas que no realizaron este tipo de trabajo en sus encarnaciones pasadas, es el proceso muy lento y duro, puesto que deben asimilar nuevos estados de la conciencia, desconocidos para ellas y, por lo tanto, inhabituales.

Además, como nos explicó Ptahotep, se requiere adaptación gradual de las neuronas del cuerpo al nuevo estado de la conciencia. No se puede hacerlo en un instante. Se necesita que las células se acostumbren paulatinamente. Si uno fuerza este proceso, pueden ocurrir «rompimientos» energéticos en el organismo.

Para ayudar a los discípulos en la realización de esta tarea, los Maestros Divinos pueden condensar hasta cierto grado las partes de Sus Mahadobles. En este caso, el Mahadoble se convierte en un continuo que atraviesa varias dimensiones espaciales. En un extremo de esta estructura se encuentra la parte más densa, a donde un discípulo puede entrar con más facilidad, y en el otro extremo está la Conciencia Primordial. Esto es la Vid, según la expresión conocida de Jesús el Cristo.

Ptahhotep comienza la conversación:

—Hoy les contaré sobre la Intención de Dios.

»Soy una de las Manifestaciones de esta Intención, Intención que emana de las Profundidades del Creador y trae al mundo de la Creación Su Voluntad primordial, aquella según la cual todo fue creado.

»La facultad de obrar los milagros se origina de esta Intención. La Intención de Dios crea en el universo los mundos enteros y, según el mismo principio, cualquier objeto material, sólo que las escalas de estos procesos son diferentes.

»La Intención de Dios es totalmente independiente, es decir, no está expuesta a ninguna influencia del mundo “manifestado”. Es así porque nace en las Profundidades Primordiales del Absoluto. Por lo tanto, para manifestar la verdadera Intención, es preciso ser completamente libre de los apegos del “yo” inferior.

»Cuando un Avatar obra milagros, Él lo hace en la Unión con el Primordial. Un buscador de Dios también obtiene esta aptitud, siempre y cuando aprenda a vivir en el “Yo” Superior.

—Ptahhotep, podrías contarnos, ¿cómo vivías en Tu última encarnación en la Tierra?

—Yo nací y crecí en la familia del gobernador del país. Estaba predestinado a convertirme en el líder espiritual de aquel pueblo, formar y dirigir su Camino del desarrollo espiritual. Yo era el Mensajero de los Preceptores Divinos, Mensajero Que vino con cierto propósito. El curso de Mi Misión* fue definido sólo en general. Pero tomar decisiones particulares y elaborar el plan de acción Yo lo debía hacer solo, dependiendo de la situación inmediata.

»Mi niñez pasaba sin adversidades. En el ambiente sano y puro crecía poco a poco Mi cuerpo y se desarrollaba Mi mente.

»A la edad de diez años Me esperaba la primera iniciación y la transición de la vida de un simple niño al nivel donde, por primera vez en aquella encarnación, Me encontré con el conocimiento serio.

»Comencé esta iniciación con la lectura de los libros. Eran las notas hechas por buscadores espirituales que habían vivido antes en aquel lugar. Leí la descripción de sus logros y sus pensamientos sobre el mundo. Podía comprender todo esto con la mente, puesto que esta información era conocida por la Conciencia.

»Yo, un adolescente, leía las obras de los sabios y, gracias a la experiencia contenida en la Conciencia, vi qué parte del Camino cada uno de ellos pudo recorrer y también entendí que ninguno alcanzó la Meta Final.

»Para Mí todo esto no era el aprendizaje en el sentido pleno de esta palabra, sino, más bien, un recordar, un formular para Mi mente de aquello que ya era conocido y guardado en las profundidades de la Conciencia. Además, era necesario conocer las ideas e imágenes que componían la concepción del mundo de aquel pueblo.

»Habiendo dominado esta etapa básica, una plataforma para el trabajo subsiguiente, Yo debía planificar y realizar toda Mi actividad personalmente, según la Intención con la cual vine a este mundo.

»Al comienzo, era preciso para Mí contactar con los sacerdotes y con la nobleza local para establecer los enlaces que sean necesarios en el futuro. En algunos casos Yo, incluso, seguía la corriente a los sacerdotes, permitiéndoles que Me “instruyeran” y enseñaran ciertos ritos. Sin embargo, nunca tomaba sus recomendaciones en serio, puesto que el mundo de la Existencia Verdadera siempre era abierto para Mi vista. Detrás de Mis hombros Yo experimentaba la Fuente del Poder y del Conocimiento, en comparación con Los Cuales las tradiciones y ritos de los sacerdotes parecían a un hormiguear inútil de los insectos, insectos sumergidos en sus preocupaciones e incapaces de ver la luz solar que inundaba todo a su alrededor. Ellos se preocupaban más por el ritualismo, que heredaron de las generaciones anteriores, que por tratar de desprender sus miradas de lo terrenal y dirigirlas hacia la Luz Infinita. En cambio para Mí, la vida siempre era el Vivir en esta Luz. Involucrándome en los asuntos del plano material, Yo nunca Me desprendía de la Existencia verdadera y nunca caía en la red de las ilusiones de la vida material.

»En una cierta etapa, con el fin de asegurar para Mí la libertad de acción, necesaria para llevar a cabo Mi Misión, tuve que realizar una “revolución” de la estructura religiosa de la sociedad. Entonces dejé de apoyar oficialmente a los sacerdotes con sus principios malsanos y proclamé una nueva doctrina religiosa en el país.

»Me apoyaron los jefes militares, puesto que ellos respetaban al gobernante del país, y también la élite de la nobleza. A muchos de los últimos no les interesaban realmente los asuntos de la religión, sino que ellos simplemente Me seguían viendo en Mí a un líder fuerte y brillante; otra parte de la nobleza y de los hombres educados Yo cautivé con Mis ideas.

»Yo proclamé en aquel entonces el principio de la Unidad, del Único e Indivisible Fuente de todo. Yo decía que así como un gobernador dirige a sus súbditos y esto asegura el bienestar y prosperidad de la nación, de la misma manera el Único Fuente dirige el mundo entero.

»Para hacer esta idea más abordable para la gente, la exponía usando un ejemplo de la “pirámide” de la estructura de la sociedad, donde existen varios estratos sociales, y su gobernador supremo permite a las personas merecedoras al siguiente nivel, acercándolas de esta manera a él mismo. Igualmente, como Yo decía, todo en el mundo se encuentra en diferentes niveles de la ascensión al Único Fuente Que dirige a todo y a todos ilumina con Su Luz, regalando la vida.

»Cuando Yo permanecía en Mis ropas blancas entre la multitud de la gente congregada, sentado en un trono o estando en un alto, brillaba para ellos con la Luz desde la Morada del Única Fuente, demostrándoles Conmigo Mismo, como Conciencia, esta Fuente, personificándola para ellos.

»Yo enseñaba que todas las personas son iguales ante la Única Fuente a pesar de sus diferentes posiciones en la sociedad, que las vidas de todos los seres están supeditadas al único propósito: progreso hacia la Única Fuente y que todos ellos, un día u otro, lo alcanzarán y se unirán con Él. Todos son iguales ante Él y simplemente se encuentran en diferentes escalones del escalamiento.

»Yo enseñaba que el deber de cada uno es trabajar en aquel escalón donde le tocó vivir y también ayudar en esto a los demás, que cada uno, gracias a su trabajo y rectitud, un día subirá a escalones más altos y, finalmente, afluirá a la Única Fuente de todo.

»Así Yo enseñaba a las personas a ver todo a su alrededor desde las nuevas posiciones, posiciones de la Unidad de todo.

»Durante Mi gobierno, el país no tuvo guerras masivas con sus vecinos. Dios aseguró las condiciones pacíficas para la implantación exitosa de la nueva religión entre la gente.

»Aquellos que aceptaron Mis Enseñanzas ya no consideraban a los extranjeros como personas ajenas. Ellos miraban a los viajeros de otras tierras como iguales, como a aquellos que también van a la Única Fuente, y eran encantados de compartir su conocimiento con cualquier persona.

»En aquella encarnación Mía así vivía Yo con el cuerpo en la Tierra, pero como Conciencia, en la Morada de la Única Fuente, brillando con Su Luz para las personas, regalándola a ellas.

—Dinos, por favor, ¿si hay otras personas, a parte de nosotros, que trabajan Contigo?

—Sí. En el norte de Arabia hay muchas personas que Me conocen muy bien.

—¿Ellos comen carne?

En respuesta Ptahhotep muestra hojas grandes, parecidas a las de la lechuga o de la col

—Les invito a comer esto. Hay personas que lo hacen, cocinando estas hojas, como rollos de repollo, con aceite y arroz. ¡En forma rehogada es una delicia! Existen las comunidades que comen esto junto con diferentes variedades de uva y otros productos vegetales y lácteos.

—¿Quedó algo en Egipto de aquella cultura espiritual que existía en Tu tiempo?

—No. Allí hay un buen potencial, pero el comer carne no permite a las personas avanzar. Allí existen las escuelas sufí donde tratan de producir los estados parecidos a la embriaguez para desconectar manas (la mente). Pero ustedes entienden que no es lo que se necesita.

»Ahora escuchen atentamente lo que voy a decirles.

»Ustedes ya son lo suficiente maduros para poder asumir la misión del servicio a Dios en la Tierra. ¡Que nadie se considere pequeño e incapaz! Yo, el Único, el Poseedor del Poder Ilimitado, actuaré a través de ustedes. ¡Mediante ustedes, realizaré en la Tierra el Plan del Único Dios Universal, Plan dedicado a la aceleración de la evolución de las almas en este planeta!

Involucraré a las almas pequeñas y grandes en la realización de este Proyecto. El criterio principal para la selección es el amor a Dios y el deseo de servirle a Él. Cada uno tendrá el trabajo según sus posibilidades.

»¡Yo comienzo a actuar a través de sus cuerpos, ampliando el Rayo de la Luz del Conocimiento Verdadero! Esto será similar a una reacción en cadena, cuando de cada corazón encendido más personas aspiran a Mí.

»¡Amen! ¡Que así sea!

 

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